Romina vive en Concepción con su familia, como en muchos hogares tucumanos, sufrió las consecuencias de la pandemia que agravó aún más la situación económica y social. Es muy difícil volver a empezar, pero no es imposible cuando los afectos son los que ayudan a no darse por vencido. Tuve la oportunidad de conocerla y acercarle una colaboración para que mejore su calidad de vida.