Recordando el fallecimiento de José Manuel Estrada, exponente de la docencia secundaria y universitaria argentina, se conmemora el Día del Profesor y, generalizando, el día de todo aquel que ha dedicado su vida a la educación.
Se es profesor por variadas circunstancias, pero se es docente sólo por una razón: se cree en el futuro luchando por el presente a través de la formación de personas, en cualquier nivel en que nos desempeñemos. Va más allá de un trabajo, de un título o de un cargo y tampoco se agota en la vocación. Es la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacerlo.
Un 17 de septiembre fallecía José Manuel Estrada. Destacamos en su figura la firmeza ética, la claridad de sus ideas, el fervor para comunicarlas y sostenerlas, y las páginas escritas sobre la educación de la juventud, que constituyen fuentes fundamentales de referencias pedagógicas y de formación moral. Nació en 1842 y falleció en 1897. Orador y escritor argentino, fue uno de los fundadores del partido radical. Fue autor de importantes estudios históricos, entre ellos: “Orígenes de nuestra raza”, escrito en 1861 y “El catolicismo y y la democracia”, escrito en 1862. Es importante y necesario que, como él, consideremos que la escuela no sólo tiene como objetivo la educación informativa sino que se debe apuntar a una educación integral del ser humano. En 1894 fue destituido de sus cargos por sus ideas contrarias a la Ley 1420. Recibió, ante este hecho, la adhesión de sus alumnos que, al acudir a su casa en manifestación para homenajearlo y despedirlo, se encontraron con estas palabras que hoy podemos resignificar y que deben guiar la acción educadora:
“De las astillas de las cátedras destrozadas por el despotismo, haremos tribunas para enseñar la justicia y predicar la libertad».
Recordando la figura de José Manuel Estrada honremos hoy con orgullo a cada uno de los profesores que diariamente se abocan a cultivar el espíritu de sus alumnos y desarrollar valores morales que guíen sus acciones. Valoremos su dedicación y entrega, especialmente en esta época que nos ha tocado vivir, donde se demanda una capacitación permanente para actualizar el conocimiento.
«No se educa cuando se imponen convicciones, sino cuando se suscitan convicciones personales.
No se educa cuando se imponen conductas, sino cuando se proponen valores que motivan.
No se educa cuando se imponen caminos, sino cuando se enseña a caminar.
No se educa cuando se impone el sometimiento, sino cuando se despierta el coraje de ser libres.
No se educa cuando se imponen ideas, sino cuando se fomenta la capacidad de pensar por cuenta propia.
No se educa cuando se impone el terror que aisla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica.
No se educa cuando se impone la verdad, sino cuando se enseña a buscarla honestamente.
No se educa cuando se impone un castigo, sino cuando se ayuda a aceptar una sanción.
No se educa cuando se imponen disciplinas, sino cuando se forman personas responsables.
No se educa cuando se impone el miedo que paraliza, sino cuando se logra la admiración que estimula.
No se educa cuando se impone información a la memoria».
En este día, saludo a todos aquellos que ejercen con dedicación está profesión y entienden a la educación como la única herramienta para lograr transformar el mundo.