Cuenta la tradición que en 1630 la imagen de la Virgen, proveniente de Paracaiba (Brasil) era llevada desde Buenos Aires hacia Sumampa, Santiago del Estero, por encargo de un viajero portugués. A orillas del Río Luján la carreta se detuvo inexplicablemente. Por ello se dice que ella eligió el sitio de emplazamiento de su iglesia y allí creció una las ciudades más reconocidas de nuestro país.
En este día te pedimos, Madre, una patria para todos, con trabajo, salud y tolerancia; una patria en la que todos tengan cabida, donde no haya excluidos ni explotados. Te pedimos una patria sin odios ni rencores, te pedimos la unidad de todos los argentinos.