Un requisito para la existencia de un Estado nacional es el de conseguir un grado importante de cohesión cultural. Quienes se dedicaron a organizar el Estado argentino no olvidaron esta cuestión y debieron enfrentar una particularidad de nuestro país: la nación se estaba formando con el aporte masivo de inmigrantes de diferentes países, con lenguas y tradiciones diferentes.
El Estado se fijó entonces como prioridad la tarea educativa, y con mayor énfasis a partir de la presidencia de Sarmiento quien impulsó decisivamente la educación primaria.